Jane E. Brody - The New York Times

Setenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial, sigue siendo difícil pensar en esta pequeña ciudad sin relacionarla con su destino histórico: la capital del gobierno colaboracionista del mariscal Philippe Pétain. Pero Vichy, situada en la región de Auvergne, en el centro de Francia, ha tratado de atraer atención hacia otros intereses, incluido el Omnisports Parc, uno de los centros deportivos más grandes e integrales de Europa. Y también vale recordar que se ha transformado su casino, construido durante el reinado de Napoleón III, en un centro de convenciones.

El último fin de semana de agosto, 3.000 personas de todo el mundo corrieron por las calles de Vichy durante el primer Triatlón de Ironman, y los productos para el cuidado de la piel que se fabrican aquí han comenzado a tener un mercado nuevo y considerable en Estados Unidos. No obstante, muchos estadounidenses todavía asocian a Vichy con la botella de agua que el capitán Renault tira a la basura con indignación al final de la película “Casablanca”.

Fantasmas

A pesar de que Vichy desea forjarse un futuro vibrante y honrar a su pasado cosmopolita como un centro turístico para los aristócratas europeos y los millonarios estadounidenses, merodean los fantasmas de los años de la guerra. La ruta del triatlón, por ejemplo, llevó a que los corredores pasaran frente al Hôtel du Parc, donde una organización dedicada a consagrar el recuerdo de Pétain ha preservado cuidadosamente su oficina.

“Durante muchos años, Vichy ha estado tratando de reinventarse -Henri Diot, un profesor de historia ya retirado que vive en esta ciudad-. Y, al final, es posible que tenga que depender exclusivamente de sí misma”.

Philippe Gendre, el director de turismo de Vichy, dijo en un correo electrónico: “a menudo hago la comparación con Berlín, que puede acomodar reuniones sobre derechos humanos sin que se piense en ella como en el Tercer Reich. Vichy ya no es un ciudad. Se ha convertido en un símbolo”.

Está claro que la localidad de 25.000 habitantes sigue siendo un símbolo, pero es posible que ya no sea un chivo expiatorio. A partir de esta semana, el Gobierno empezará a publicar en internet 200.000 expedientes de la colaboración en los tiempos de la guerra. Esas piezas habían estado en el Museo de la Policía en París, fuera del alcance del público durante 75 años. Para 2019 estarán disponibles al público todos los nombres en esos expedientes.

Aires de reivindicación

Thierry Wirth, historiador de Vichy y escritor, dijo que la revelación de los expedientes proporcionará un panorama verdadero acerca de la participación colectiva de Francia durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.

“El régimen de Vichy estuvo situado aquí, en la zona libre, pero los expedientes muestran claramente que las mayores cantidades de colaboracionistas estaban ubicados, de hecho, en la zona ocupada, incluida París -sostiene Wirth-. Más aún, la región en la que estamos ubicados, la de Auvergne, tenía la fuerza de los combatientes de la resistencia más grande de Francia, la Maquis du Mont Mouchet”.

Marine Le Pen, la dirigente del Frente Nacional de extrema derecha, expulsó a su padre, Jean Marie, del partido que él había cofundado, por negarse a repudiar su pasado antisemita. Ella teme que eso afectará sus posibilidades para las elecciones presidenciales de 2017.

Los lugareños señalan que el Frente Nacional nunca estableció una firme base de seguidores en Vichy, y que el presidente de la región de Auvergne, René Souchon, es socialista. “Cautelosa, quizá, pero no xenófoba, ni nacionalista”, es como Gendre describe la política relativamente conservadora de Vichy.

En la segunda y última ronda de elecciones regionales del 13 de diciembre, los republicanos de centroderecha ganaron con el 51 % de los votos. El Frente Nacional quedó en tercer lugar, con 20%.

En el 2008, la ciudad fue la sede de la conferencia de la Unión Europea. La organizó Brice Hortefeux, quien fuera ministro de inmigración e integración del expresidente Nicolás Sarkozy. Aun cuando asistieron 27 ministros y representantes de alta jerarquía, a muchos en Francia les indignó que escogieran ese lugar.

Otra mirada

Antes de la Primera Guerra Mundial, lo más probable es que se hubiese aplaudido esa selección. Vichy fue un asentamiento establecido en la época de los romanos y para el siglo XVII se sabía del poder curativo de sus aguas. Napoleón III, afectado por el reuma, encargó la construcción del casino y de los primeros grandiosos hoteles. Una razón por la que el gobierno títere escogió Vichy como su capital durante la Segunda Guerra Mundial fue la comodidad de esos hoteles.

Los muchos estilos arquitectónicos que surgen de sus bulevares y calles bien preservados provocaron que el diario inglés The Guardian se refiriera a ellos alguna vez como una fragmentación melancólica de Bournemouth, Brighton, Bath, Baden Baden y Brigadoon.

Claude Malhuret, el alcalde desde hace mucho tiempo, fundador de Médicos sin Fronteras, parece estar perplejo, como muchos en la ciudad, y un poco a la defensiva sobre cómo responder al estigma perdurable. “Hay muchas historias sobre esta ciudad, y luego está la verdad -dijo-, porque ese periodo fue muy complicado y ha estado definiendo incorrectamente a esta ciudad por demasiado tiempo”.

Para conocer

Hay un popular recorrido a pie de los sitios asociados con el gobierno colaboracionista que llegó al poder después de la invasión alemana de Francia en 1940. Cuando se le preguntó si se podría establecer un museo que abarcara toda la historia de la ciudad, Malhuret respondió: “¿por qué? Nadie iría”.

El recorrido a pie podría incluir una visita a un habitante, Lucien Guyot, de 91 años, quien participó en la Resistencia. Guyot dijo que cualquiera que se pregunte por qué tantos de sus compatriotas colaboraron con los ocupantes nazis deberían considerar el panorama general.

“El gobierno draconiano de Pétain fue muchísimo más allá de las expectativas de los alemanes, en particular, con la deportación de los judíos ‘extranjeros’, incluidos los niños, a los campos de concentración -comentó-. Pero fueron las acciones del gobierno las que fueron imperdonables, no las de esta ciudad”.

Robert O. Paxton, historiador estadounidense que ha escrito extensamente sobre les années noires (los años oscuros), también se muestra en desacuerdo con el vilipendio de la ciudad.

“Las decisiones iniciales para detener la guerra y luego aceptar el armisticio, se tomaron no en Vichy, sino en Burdeos -dijo Paxton-. Los hombres que votaron por darle poderes plenos a Pétain el 10 de julio de 1940, en Vichy, llegaron de toda Francia. Los habitantes de Vichy no tienen más responsabilidad por el voto que cualquier otro francés”.

Algunos dicen que Vichy debería abrazar su historia en lugar de tratar de ignorarla. André Leca, restaurador, galerista y agitador cultural, según se autodescribre, creció en la ciudad y dijo: “nadie hablaba de los años de la guerra. Nunca. No era aceptable preguntar sobre ese periodo”.

“En 1978, cuando yo tenía 17 años -reveló-, me dieron una copia en inglés de la obra de teatro de Arthur Miller “Incident at Vichy”. No creo que todavía hubiera habido una traducción al francés. Para ese momento, yo sabía hechos sobre el régimen de Vichy, pero nada sobre la psicología de la guerra”.

Leca dijo que eso llevó a una idea por la cual ha estado pugnando: “un centro de investigación en Vichy sobre la resistencia, donde gente de todo el mundo pueda estudiar y llegue a saber que una sola persona que resista las injusticias puede marcar la diferencias”.

Añadió: “a quienes preguntan: ‘¿por qué Vichy?’, yo les digo: ‘¿por qué no Vichy?’. Los franceses deberían, finalmente, admitir que Vichy no solo está localizada en el corazón de Francia; es el corazón de Francia”.